miércoles, 24 de septiembre de 2014

La humana vuelta del héroe



...Y en él fue creciendo un deseo de llanto, y lloraba abrazado a su fiel y amadísima esposa. Así como la tierra aparece tan grata a los náufragos,
los que Poseidón en el medio del mar echó a pique el armónico buque, a merced de las olas y el viento, y unos pocos consiguen salir de la espuma nadando y la orilla alcanzar, y sus cuerpos de sal se han vestido y con júbilo pisan la tierra, y a salvo de males, así ver a su esposo era dulce también para ella y sus brazos nevados seguían en torno a su cuello. Y llorando les viera la Aurora de dedos de rosa si Atenea, la diosa de claras pupilas, no hubiese alargado la noche en su fin; deteniendo en las aguas del Océano el áureo sitial de la Aurora, impidiéndole enganchar corceles que traen la luz al hombre.
Odisea, canto XXIII (traducción de Fernando Gutiérrez)

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